Hasedera
Creo que Hasedera es el templo más interesante de Kamakura, para llegar hasta él solo tienes que andar 10 minutos desde la parada de Hase del tren eléctrico de Enoshima que sale desde la estación de Kamakura. No tiene perdida y son varios los carteles que te van guiando.


Este templo desde entonces es la cuarta parada en el viaje de peregrinación que recorre 33 puntos en la región de Kanto. ¿Y cómo es la estatua? Bueno, mide casi 10 metros de alto, es de madera de alcanfor y está cubierta de oro. Tiene 11 cabezas y cada una de ellas representa las distintas fases en el viaje de iluminación según la tradición budista.
El templo budista Hasedera de Kamakura es uno de los más famosos del lugar no sólo por el edificio en sí, sino por los impresionantes jardines con mil y un detalles que harán las delicias de todo aquél que tenga una cámara con un mínimo de zoom. Por todo el camino hasta el edificio principal encontramos pequeñas esculturas dedicadas a la deidad budista de Jizo, protector de los niños muertos antes de nacer o aquellos que han muerto antes que sus padres. Cuentan las leyendas budistas japonesas, que los niños que mueren antes que sus padres, son incapaces de cruzar el mítico río Sanzu en su camino al más allá, porque en sus cortas vidas no han podido acumular suficientes buenas acciones. Los budistas creen que Jizo salva sus almas de ser castigadas, acumulando piedras eternamente en la ribera del rio, escondiéndolos en su toga de los demonios y haciéndoles escuchar mantras.
Dentro del recinto del templo podemos encontrar una curiosidad, son las cuevas de Benten Kutsu o cuevas del coscorrón como yo las bauticé, dichas cuevas están dedicadas a la deidad budista del mar Benzaiten, que es la única divinidad femenina dentro de los Siete Dioses de la Suerte de Japón. Dichas cuevas son muy bajitas y tienes que andar muy encorvado, facilitando que te golpees con los salientes del techo y dota a dichas cuevas de una cierta sensación claustrofóbica. Dentro de la cueva podemos encontrar diversas estatuas talladas además de pequeñas figuras situadas en cualquier saliente.
Además de lo anterior, el recinto del templo tiene un bonito mirador desde el cual se puede ver la parte de Kamakura que da a la costa, así como el océano.